Artículo 02, paisea 016. Heridas | Teresa Galí-Izard
Herramientas y máquinas apurando el medio, geometrías ortogonales, cortes al límite de la estabilidad. Material raspado, líneas, perforaciones, desgastes. Volumen extraído en bloques y placas.
Roca pura cortada al filo, agua acumulada en su lecho, grandes superficies de material pétreo, amarillento. Arquitectura del vacío, cuyo negativo genera un nuevo espacio de lenguaje industrial pero de materia natural.
Paredes totalmente verticales, cortes asimétricos, rajas geométricas, taludes que se suceden uno tras otro, el encuentro con el perfil ortogonal, el borde que resigue la muesca del terreno. Restos de otra mecanización, la manual que generaba bloques menores, ahora apilados, abandonados. Desgaste de aristas.
Cortes de suelo nos traen noticias del interior de la tierra. Capas de potencias y materiales distintos, dibujadas en diagonal, pliegos del material que rompen la geometría, despieces variados, texturas que se alternan. A pleno sol y a merced del aire y del agua se definen, nos enseñan sus propiedades físicas, sus debilidades, sus capacidades extremas.
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